Poco menos de seis meses le duró al Gobierno de Sheinbaum el falso discurso femenista de “llegamos todas”. Su propio movimiento político, que ahora dice ser el “segundo piso de la cuarta transformación”, avaló que Cuauhtémoc Blanco siga protegido por el fuero que le da ser diputado federal.
Después de hacer una “Cuauteminha” -la famosa jugada que hacía el ex futbolista en las canchas-, la “4t” le metió un golazo a balón parado, a todas las mujeres feministas, que clamaban porque en San Lázaro se dejara un precedente de hacer justicia por las víctimas de los hombres violentadores.
Fue bochornoso ver a Morena, el Partido Verde, y hasta el PRI, votar a favor de que el “Cuau” siga gozando de la impunidad que le da ese manto protector de ser legislador, ello aunque exista una víctima, a la cual se debería escuchar en los órganos de justicia.
Fue vergonzoso el espectáculo de observar a Cuauhtémoc Blanco subir a la tribuna del Pleno de San Lázaro, quebrantando varias leyes, entre ellas, la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas, que establece que los servidores públicos deben excusarse de intervenir en asuntos en los que tengan un conflicto de interés.
Fue denigrante mirar a mujeres militantes de la “4t”, rodear al ex futbolista, arroparlo, para luego vitorear y aplaudir al escuchar decir al “Cuah” que su conciencia estaba “muy tranquila”, ante las graves imputaciones que realizó su media hermana.
Si no debe nada, si nada teme, por qué Cuauhtémoc Blanco no pide licencia como diputado federal, se queda sin fuero y va a enfrentar la justicia como cualquier ciudadano tendría que hacerlo. Esta vez, ni para echarle la culpa a García Luna.
Está más que claro que ni con la llegada de una presidenta con “a”, se rompió el “techo de cristal” que permitiría a las mujeres tener la tan ansiada igualdad de género. Es más que obvio, que hoy, en pleno 2025, en México nada se transformó y los machirulos violentadores siguen gobernando.
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